Desde los años 80, el coaching ha ido abriéndose camino
y consolidándose como un importante movimiento en todo el mundo, secundado por
una potente demanda social. En la actualidad, la psicología está jugando un
papel clave para el desarrollo de un coaching profesional de alta
calidad, a través de la consolidación de una nueva subdisciplina denominada
coaching psychology.
Continuando con la serie de artículos y entrevistas dedicados
estos días al análisis del coaching psychology, Luis Picazo
Martínez, psicólogo Coach PCC certificado por ICF y Executive
MBA por el Instituto de Empresa, nos relata, en esta entrevista, los avances
alcanzados por el coaching psychology en nuestro país y las últimas
novedades en relación con la acreditación de Psicólogo Experto en
Coaching puesta en marcha recientemente por el COP
Madrid.
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Luis
Picazo
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ENTREVISTA
Para situarnos en este campo laboral emergente denominado
coaching, ¿cuál es el nivel de desarrollo y de demanda de estos servicios
en nuestro país?
Probablemente el primer programa de coaching aplicado en
España tuvo lugar a finales de la década de los 90 en un importante grupo
empresarial caracterizado por su apuesta a favor del desarrollo de las
competencias de liderazgo, y otras afines, en sus directivos y mandos. Aquella
aplicación, que profesionalmente viví de cerca, requirió un importante ejercicio
de innovación, tanto en los contenidos y conceptualmente, como en la metodología
aplicable. Personalmente, me gusta situar en 1998 la fecha en que el
coaching comienza a aplicarse en España, por expertos españoles.
Fue hacia el 2003 cuando aparecieron las primeras escuelas
privadas de formación de coaching y las primeras ofertas de profesionales
de este servicio, que poco a poco se fueron introduciendo en las empresas como
un método muy eficaz para aumentar el rendimiento, los logros y el bienestar de
las personas. Se fueron creando asociaciones profesionales, bien como capítulos
españoles de otras ya constituidas, como el caso de International Coach
Federation- España (ICF España), o con origen netamente español, como ASESCO
y AECOP (aunque esta última se incorporó posteriormente a la asociación europea
EMCC: European Mentoring and Coaching Council).
Mediada la década, el coaching tuvo una presencia
creciente en los programas de formación y desarrollo de directivos de empresas.
De pocos expertos ofreciendo el servicio a organizaciones y a particulares, y de
una escasa oferta de formación de coaches, se pasó rápidamente a un cada
vez más elevado número de profesionales que se presentaban como coaches y
a una creciente cantidad de centros de formación o entidades formativas que, con
o sin homologación o acreditación por las respectivas asociaciones
profesionales, lanzaban su oferta formativa al mercado. Se estaba atravesando la
etapa que los expertos en estrategia empresarial denominan de "turbulencia en
el mercado", que en general se caracteriza por la confusión causada por la
dispersión que se produce en la oferta de servicios (sin que los clientes tengan
aún suficiente criterio para evaluar la calidad de los mismos, de modo que a
veces pueden tener la impresión de que todo –y todos- valen); a ello se añadía
la variabilidad de precios entre los competidores -muchos de ellos recién
llegados a la actividad del coaching, ya que esta actividad tiene unas
bajas barreras de entrada (económicas, tecnológicas, legales, etc.)-. Y esto
tenía su especial importancia, pues no existía (ni existe) un marco legal
regulador de la actividad, por lo que sólo cabía una autorregulación a través de
las asociaciones respectivas, las cuales comenzaron a surgir por entonces.
En un estudio del año 2006 (EMCE’06), realizado por ICF
España y en el que participé como coautor del mismo, se censó a 150
coaches dedicados plenamente a la actividad (como nota curiosa digo que a
éstos es a los que se refiere Alfonso Medina en una respuesta a una
entrevista publicada en esta misma revista, el 14-02-2007–cuya lectura aconsejo
encarecidamente-). Otro número no cuantificado de coaches estaban ya
actuando a tiempo parcial, compatibilizando con otras actividades profesionales
(formación, consultoría, etc.). También se daba cuenta de que el 37% de ellos
declaraba que su formación universitaria era del grupo
psicología-pedagogía-sociología. Proporción que varía en estudios posteriores
(39% en el 2008 y 32% en el 2010).
En el 2008, ICF España realizó otro estudio (Market
Coaching’08, del que también fui coautor), dirigido a empresas. Aparte de la
valiosa información general que se obtuvo, en él se apreciaba ya el comienzo de
una cierta madurez del mercado, en lo referente a los criterios para la elección
del profesional a contratar (destacan: experiencia, formación y referencias), si
bien todavía se podía ver cierta confusión en cuanto a la naturaleza del
servicio de coaching. Así, de las tres alternativas que se presentaban a
la pregunta "¿Cómo ha sido el coaching individual en su empresa?", las
dos primeras obtuvieron un empate en respuestas y la tercera se quedó en
minoría. Las respuestas posibles eran: 1) asesoramiento individual: el
coach asesora con sus conocimientos y experiencia para la implantación de
planes y objetivos o para el seguimiento y/o control de la aplicación práctica
de lo aprendido en acciones de formación previas; 2) relación profesional
continuada individual para obtener resultados extraordinarios, personales y/o en
el trabajo; y ello, sin que el coach de consejos, ni aporte soluciones,
ni asesore, ni haga de consultor, ni guíe ; y 3) consultoría individual: el
coach da las soluciones para la búsqueda y/o aplicación de mejores
prácticas profesionales y/o de management/liderazgo. Obviamente, la segunda
opción era la correcta.
Nótese que las universidades no han estado presentes sino hasta
hace poco tiempo, pero no en estos comienzos a los que me estoy
refiriendo.
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Más recientemente, en diciembre de 2010 (hace apenas un año),
en el Colegio de Psicólogos de Madrid realizamos un primer foro de Formación
en Coaching. El foro consistió en crear un espacio para la presentación de
cada entidad formativa, sus contenidos, duraciones, metodologías, etc. Se eligió
un criterio objetivo para invitar a los participantes: que estuvieran
acreditados por alguna de las asociaciones mencionadas anteriormente y
resultaron 18 (entre ellas, tres universidades de Madrid, que tenían convenio de
colaboración con algún centro de formación acreditado). Este encuentro nos
permitió tener datos obtenidos a partir de una encuesta que realizamos a los
participantes. Así supimos que en torno al 35% de sus alumnos eran psicólogos y
también un 30% de sus profesores y supervisores. Unos 1.100 psicólogos se habían
formado ya como coaches en el ámbito de Madrid (y ello sin contar con los
datos de tres universidades y dos escuelas de negocio, que declinaron la
invitación a
participar).
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En la actualidad, son 51 las entidades de toda España que
tienen programas acreditados por las asociaciones, más un buen número de
universidades (en torno a 10 con títulos propios) y escuelas de negocio que
ofrecen su formación al mercado. Según mi estimación, calculando en base a las
respuestas citadas en el párrafo anterior y mis apreciaciones sobre la tendencia
del "mercado interno de formación en coaching", más de 3.000 psicólogos
se han formado ya como coaches.
Desde sus orígenes, la demanda del coaching se concretó,
en las empresas y, en especial, en las grandes organizaciones. Cualquier
profesional de la formación y consultoría sabe que el coaching ya está
consolidado como servicio, especialmente en los equipos directivos, pero también
para niveles técnicos y mandos. Se ha creado opinión favorable, tanto en los
medios (basta seguir la prensa diaria y económica para comprobarlo) como en las
organizaciones. La turbulencia de la primera etapa, en la que, sin duda, se
cometieron abusos, errores, se confundió a los usuarios, etc., está dejando paso
a una nueva de maduración del mercado, en la que proveedores y clientes tienen
(o van teniendo) más criterio acerca de lo que es y no es coaching, lo
que se puede esperar y lo que no, las tarifas, etc. por lo que ya se comienza a
competir más en precios, calidad y buen servicio. Ello además, contando con el
establecimiento de criterios autorreguladores, mediante códigos deontológicos de
las asociaciones mencionadas.
La eficacia demostrada en las intervenciones de los
coaches en las grandes empresas (ref.: estudio Market Coaching’08,
citado arriba) y el gran número de profesionales que se han ido formando, va
dando lugar a la incorporación del servicio coaching en otros ámbitos y
niveles (PYMES y profesionales autónomos, coaching de equipos, educación,
etc.) y, además, en el ámbito personal, en aspectos de la vida privada (social,
familiar, coaching personal para el desarrollo profesional, salud
especialmente preventiva, etc.).
La demanda, por tanto, se va incrementando (y pienso que
seguirá creciendo), ya que el servicio (la oferta) está indicado para cualquier
persona sin patología psíquica que desee lograr resultados extraordinarios en la
vida, profesión, empresa o negocios, que redunden en su bienestar, partiendo del
principio básico de la psicología humanista de que la persona tiene dentro de sí
misma las capacidades necesarias para alcanzar los retos que se proponga.
El COP Madrid acaba de aprobar un protocolo de acreditación de
psicólogo coach. ¿Qué motivos han impulsado la realización de este
protocolo?
Dos motivos impulsan la puesta en funcionamiento de la
acreditación profesional como Psicólogo Experto en Coaching (PsEC). En
primer lugar, velar por los derechos de los usuarios. Se trata de dar un mensaje
a los clientes, en el sentido de que el COP Madrid apuesta por una cualificación
complementaria de los psicólogos que van a desarrollar su carrera profesional en
este ámbito, del mismo modo que este mismo Colegio y otros, han hecho
anteriormente –y seguramente seguirán haciendo- con otras disciplinas, como la
de Experto en Neuropsicología Clínica, etc. y que están en la línea, por otro
lado, del Certificado Europeo de Psicología (EURPSY).
La acreditación de Psicólogo Experto en Coaching es un
gran logro en el reconocimiento del valor que los psicólogos que la posean
aportan en el ejercicio de esta práctica profesional. Con ella se pretende
lograr mayor reconocimiento social y empresarial de su diferenciada labor. Esto
es especialmente importante, porque se trata de enviar a la sociedad y a las
organizaciones el mensaje (que beneficia a los psicólogos) de que el
coaching está íntimamente ligado a la psicología, bien que con
especificidades metodológicas y conceptuales (en algunas orientaciones) que se
asumen en su práctica, hasta donde la ciencia aconseje.
En segundo lugar, se reconoce y refuerza el valor añadido que
el psicólogo manifiesta obteniendo esta acreditación, que le diferencia de otros
profesionales de la psicología, pues si bien es cierto que sus estudios
universitarios le facultan para el desempeño profesional como psicólogo, no es
menos cierto que la especialización profesional y la supervisión garantizan la
calidad de su oficio singular como coach.
Efectivamente, los psicólogos, por nuestra formación
universitaria, como mínimo, de 4 o 5 años (grado ahora, licenciatura hasta
ahora), habiendo adquirido conocimientos organizados y estructurados en torno a
la comprensión y conocimiento de la persona, contamos con una capacidad de
abordaje global, sistémico y sistemático, profundo y sustancial de los procesos
y fenómenos implicados en el desarrollo de personas y en su capacidad de acción
para el logro de metas que desean de modo congruente entre su ser y su hacer,
que es lo que proclaman las diversas orientaciones o autores en el
coaching.
Podemos coincidir en que dichos estudios de psicología serían
suficientes para el desempeño profesional, acompañando a las personas en su
desarrollo y capacidad de acción. Sin embargo, podemos aceptar (y yo acepto) que
la metodología (incluso otros enfoques del coaching no estrictamente
psicológicos, como, por ejemplo, el ontológico y en parte el estratégico)
aportan un valor importante en estas aplicaciones, para cuyo desempeño eficaz se
precisa formación y experiencia complementaria (como se requiere en otros
ámbitos, como la psicología ocupacional, el liderazgo, los recursos humanos, la
negociación y la mediación política y laboral, la formación, la consultoría, la
orientación profesional, el cambio social y organizativo, la ergonomía, las
condiciones de trabajo y salud laboral, la prevención de riesgos profesionales,
el marketing, la publicidad, la comunicación, el comportamiento del consumidor,
la psicología económica, la psicología ambiental, la psicología militar, las
relaciones institucionales, la evaluación institucional, la psicología política,
la psicología aplicada a la mediación de conflictos, a la selección de personal,
seguridad vial y todas aquellas disciplinas que sin haber sido mencionadas
puedan requerir formación y experiencia específica, más allá de la impartida
durante la formación universitaria). En resumen, estamos facultados, aunque aún
haya que desarrollar ciertas competencias, tal como animan y establecen las
directrices y planes de Bolonia. Y ello sin olvidar otras habilidades y
actitudes necesarias para el trabajo del Psicólogo Experto en Coaching,
especialmente las derivadas de la psicología humanista y sistémica, que
requieren entrenamiento, cambio de actitudes y capacidad de gestión emocional
propia, y no sólo conocimientos intelectuales.
Para identificar los requerimientos, se han aceptado como
válidos aquellos que internacionalmente se consideran necesarios, tanto en horas
de formación como en contenidos, y que están recogidos en los criterios de las
principales asociaciones internacionales (como la ICF) y AECOP (que, siendo
nacional, cuenta con acuerdos con la asociación internacional EMCC).
Previamente, el grupo de trabajo de Psicología y Coaching del COPM
realizó un estudio comparativo de las competencias que indicaban las diferentes
asociaciones y que ha dado como fruto un artículo de próxima publicación, y el
contenido del II Ciclo de Conferencias de Psicología y Coaching, que ha
comenzado en enero, y que si bien no son la expresión oficial de la institución,
sí reflejan un alto nivel de rigor profesional.
La conjunción de estas competencias en un Psicólogo Experto en
Coaching nos permite pronosticar que se facilitarán procesos de
desarrollo más profundos, complejos y con resultados más
exitosos.
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Para finalizar, haré una alusión a la supervisión para la
acreditación que comentamos y al ensayo o trabajo que se requiere. La
supervisión es una práctica habitual entre los psicólogos clínicos, y requerida
por las asociaciones profesionales de carácter internacional como la EFPA
(Federación Europea de Asociaciones de Psicólogos), que tiene establecido el
EuroPsy, como estándar europeo de educación y entrenamiento que permite que un
psicólogo sea reconocido como poseedor de una "cualificación en psicología de
nivel europeo". Se basa en una educación y entrenamiento en psicología de 6
años, que incluye un año de práctica supervisada. EuroPsy está basado en
EuroPsyT: Un marco para la educación y el entrenamiento de psicólogos en
Europa, que fue aceptado por la EFPA en
2001.
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La supervisión, por tanto, añade garantía y normalización al
coaching ejercido y redunda en el prestigio de la acreditación y del
profesional. El trabajo en el desarrollo de personas resulta de una especial
delicadeza y las medidas que aseguren su buen hacer son necesarias.
Respecto del ensayo o trabajo sobre la práctica del
coaching desde el conocimiento del psicólogo decir que se persiguen dos
objetivos. Uno, que el interesado haga foco en aquello que le interese y, en
segundo lugar, que su aportación sirva para crear un cuerpo de conocimiento
profesional, teórico y práctico, que se vaya integrando en torno al ejercicio
del coaching.
De acuerdo con el protocolo elaborado por el COPM, ¿qué
requisitos debe tener un profesional que quiera acreditarse como psicólogo
coach en la Comunidad de Madrid? ¿Qué implicaciones supone disponer de esta
acreditación?
Para la obtención de la acreditación de Psicólogo Experto en
Coaching (PsEC) se deberán cumplir, al menos, los siguientes requisitos:
-
Estar en posesión del grado o la licenciatura en Psicología,
o titulación homologada o declarada equivalente.
-
Estar colegiado/a, en cualquiera de las modalidades
existentes, en el Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid y estar al corriente
del pago de los recibos correspondientes.
-
No estar cumpliendo sanción deontológica.
-
Haber recibido formación específica en coaching,
consistente en: a) un mínimo de 120 h. de formación en coaching cursadas
en cualquiera de los programas universitarios o en otras entidades formativas;
b)un mínimo de 100 h. de prácticas acreditadas; y c) al menos 5 sesiones
supervisadas por un PsEC. Transitoriamente, hasta el 31 de diciembre de 2013,
será válida la supervisión realizada por psicólogos/as, acreditados como
coaches o, en su defecto, aportando un informe suficiente de los méritos del
supervisor para esa función.
-
Elaboración de un ensayo o trabajo de investigación sobre
coaching y psicología, en torno a la fundamentación del coaching,
el proceso, los fenómenos, principios, teorías, enfoques y técnicas, o análisis
de casos desde la perspectiva de la psicología, bien aplicado a un caso
específico o, en general, a los procesos de coaching.
-
Dicho ensayo o trabajo, y de acuerdo con el autor, servirá
para la divulgación del coaching realizado por los PsEC.
Todo lo anterior supone e implica:
- Que se defiende y promociona la profesión del psicólogo y que, reconociendo
la situación actual, donde ya existen psicólogos y otras personas desarrollando
estas actividades, desde el COPM se potencie la competitividad del psicólogo.
- Dejar claro que las prácticas y acreditación del PsEC (incluida la
denominación), en consecuencia, quedan reservadas exclusivamente para los
psicólogos.
- Difundir la figura del PsEC, quien, por su capacitación, aporta criterios de
calidad, e impulsar que se convierta en referente para otros profesionales y
clientes, como especialista en el ámbito del desarrollo personal.
- Ser un foro de referencia para la sociedad, universidades, escuelas de
negocio, empresas…, en el estudio, difusión, promoción e información de la
figura del PsEC.
- Promover la asociación entre psicología y coaching en foros y
movimientos internacionales como el conocido como coaching pychology.
Y más:
El ánimo que guía el documento de acreditación, en lo referente
a la formación requerida, es el de sumar y no el de excluir. Es decir, se trata
de aceptar como válida la formación que se haya seguido como alumno-coach
en las diversas instituciones formativas (universidades o en otras entidades
formativas), entendiendo que éstas tienen criterios y planes formativos
adecuados al fin pretendido de capacitación en coaching (como así son los
que se encuentran acreditados por las asociaciones citadas, y dentro de ellas,
las que se atienen a estándares internacionales).
Como miembro de la División de Psicología del Trabajo, de las
Organizaciones y de los Recursos Humanos (PTORH) del COP, y analizando la
situación a nivel nacional, ¿qué colegios profesionales han mostrado también
interés en elaborar una acreditación de similares características y en qué
situación se encuentran dentro de este proceso?
Quiero aclarar, ante todo, que mi intervención en esta
entrevista la realizo a título privado y no en condición de representante, ni
mucho menos portavoz de ninguna de las instituciones en las que soy vocal.
Hecha esa observación, puedo decir que todos los compañeros de
otros Colegios con los que hablo están interesados, como no podría ser de otra
manera, en esta vertiente profesional. Añado que algún colegiado ha manifestado
su deseo de que por parte de la Coordinadora de la División de PTORH, tal y como
asumió en sus propósitos de actuación, se realice lo antes posible un
posicionamiento (criterios, directrices, normas …) en torno a este asunto.
Sólo tengo constancia personal de que el Colegio de Cataluña
está trabajando también para llegar a implantar la "acreditación de experto en
coaching psicológico". Lo cual también me consta por la información dada
por la Agencia Efe, a mediados de octubre pasado con motivo de una entrevista
del Vicedecano, Ricard Calluela, a propósito de la organización por el
COPC del 1st Internacional Congress of Coaching Psychology Spain 2011,
celebrado durante dicho mes en Barcelona. En dicha información, se recogía
textualmente que: "el Colegio Oficial de Psicólogos de Cataluña creará la
acreditación de "experto en coaching psicológico" para sus asociados a partir
del próximo mes de enero". Desconozco la situación actual de estos
trabajos.
¿Qué riesgos puede suponer el hecho de que cada colegio
profesional elabore su propio protocolo de acreditación en coaching
psychology? Desde la División PTROH, ¿qué medidas se van a adoptar para
intentar paliar estos posibles problemas?
En primer lugar, quiero decir que hablar de acreditación en
coaching psychology, tiene el riesgo de que nuestra atención y
consideración se dirija a un determinado movimiento o institución, por lo que en
evitación de que se pueda llegar a "confundir la marca con el producto", y salvo
mejor opinión en contra, prefiero hablar de "acreditación como Psicólogo Experto
en Coaching".
En segundo lugar, sí, cabe el riesgo de que se produzcan
divergencias entre Colegios que elaboran diferentes protocolos de acreditación.
Como ya he dicho antes, mis opiniones son a título particular y, bajo este
presupuesto, digo que estoy seguro de que se podrá establecer un marco común,
que contenga criterios objetivos para que cada Colegio adopte y comparta, a
través de su órgano de gobierno, aquellos que, en su caso, sean de aplicación y
de mayor beneficio para la profesión y sus colegiados.
A su modo de ver, ¿qué avances, además de esta acreditación,
son también necesarios para consolidar la figura del psicólogo coach en
nuestro país?
Más que avances, yo añadiría algo que ha sido muy válido a lo
largo de la historia de la profesión en nuestro país. Me refiero a la imagen de
buenos profesionales de la ayuda que se ha ido generando, en cualquiera de las
intervenciones de los psicólogos (psicología clínica, educación, trabajo y
RR.HH., jurídica…). Pienso no sólo en las intervenciones directas, sino en sus
divulgaciones en prensa, radio, televisión, formación (en las escuelas de padres
y profesores, en los psicólogos-formadores en los Departamentos de Recursos
Humanos en las empresas y consultoras, los deportivos, etc.). La calidad
percibida por los clientes será el mejor avance para el PsEC (Psicólogo Experto
en Coaching), con más fuerza y poder que cualquier otra medida.
Un aspecto también importante, además de la presencia de en los
medios de comunicación, es la actividad en las redes sociales, en las Webs
(institucionales y particulares), etc., generando la imagen y trasladando los
mensajes que nos interese a nosotros. Siempre recuerdo lo que un excelente
profesor de marketing decía: "si tú no generas la imagen que a ti te
interesa, lo hará tu competidor, y ten por seguro que esa no será la que a ti te
interesa". Por ello animo a que avancemos (cada uno y todos) en el
posicionamiento ante la sociedad con la identidad que queramos
transmitir.
¿Cuál es la situación de estos profesionales en otros países de
nuestro entorno?
Lamentablemente no conozco datos precisos sobre la posición de
los psicólogos respecto del coaching en otros países de nuestro entorno.
Es un asunto que los miembros del Grupo de Trabajo de Psicología y
Coaching de Madrid se han planteado, pero no se ha abordado aún.
Ni siquiera las asociaciones de carácter internacional a las
que me vengo refiriendo tienen el dato.
Sabemos que en Europa la EMCC (European Mentoring and
Coaching Council), en la que se incluye AECOP (España), tiene unos 8.000
asociados, en 23 países (en España, unos 700), pero no he podido saber el
desglose psicólogos-no psicólogos.
Lo mismo ocurre con ICF Global. En noviembre de 2011,
registraban 18.263 miembros en 106 países (en España, unos 600). La mitad de
ellos entre USA y Canadá (41% y 11%, respectivamente) y el 30% en Europa.
Se hace necesario advertir que no es lo mismo estar asociado
que haber recibido la formación, lo cual complica más una eventual estimación.
Lo podemos hacer para España, según los datos que obran en nuestro poder y que
ya he comentado, pero no para el resto de países.
Habrá que trabajar en este asunto para tener datos precisos. |